Tras casi 10 afanosas horas de trayecto el bus llega a la frontera. La confusión reina en esta pequeña ciudad, típico caos de cualquier paso fronterizo, y la incertidumbre por si el cruce elegido no es el adecuado para los extranjeros, hace del momento un estrés inesperado. Llevo un visado por 6 meses con múltiples entradas que conseguí en el consulado de Sta. Cruz de Tenerife, por lo que en caso de no poder acceder a Nepal por este lugar, podría regresar atrás e intentarlo por otro paso.
Una vez sellado el pasaporte atravieso el control hindú, y un Rickshaw-walah (conductor de triciclo) se ofrece llevarme al control del lado nepalí. Tras circular durante un tiempo que me parece excesivo, le pregunto al conductor a donde estamos llendo. Me hace señas que hacia Nepalganj. Jodeeerrr, tras preguntar a varios paisanos me avisan que nos hemos pasado casi 2km... Peligro!!, he entrado en Nepal sin visado en mi pasaporte. A este hombre me lo como con papas.... Hemos de retroceder inmediatamente y espero que el agente no se lo tome mal. Nunca me ha gustado el trato con estos individuos que se toman su trabajo con excesiva prepotencia.
La suerte se alía conmigo. El policía nepalí de aduanas no se encuentra en la oficina. Está en el bar "de la esquina" y tengo que esperar un buen rato que llegue... tambaleándose en su bici. Un cartel a la entrada anuncia los precios de los visados que se puede pedir: de Tránsito, 30 o 60 días. Tras 10 minutos de papeleo y 20$ consigo visado por 60 días... y todo continúa "sobre ruedas"
Nepalganj, a 6km de la frontera, es la primera ciudad que me detengo porque la noche cae. Los puesteros y las tiendas están recogiendo, y apenas se ve gente por las calles. Después de visitar varios hoteles me quedo en el menos deteriorado aunque horriblemente viejo, sucio, paredes llenas de manchas "desconcertantes".... Los baños son compartidos... con cucarachas de hasta 7cm pero no me importa porque es lo que hay: es barato.
Tras una más que necesaria ducha salí de noche, en busca de algún lugar donde comer, pues había que reponer la energía perdida durante el largo viaje, pero los puesteros ya se habían ido. Casi todo estaba cerrado, menos un insalubre baretillo donde me hicieron un arroz frito y algo de lentejas para acompañar. Era mi primera toma de contacto con el riquísimo "Daal Bhat", aunque sólo se le parecía por tener un algo de lentejas con curry. Ya en la habitación, las diarreas comienzan, el dolor de cabeza aumenta con el paso de las horas. Mucho estrés acumulado desde tan temprano.
Aunque extremadamente polucionada, y también caótica, esta pequeña ciudad tiene su encanto. Un día es suficiente para verlo todo, pero cada minuto un hecho, un acontecimiento. Todo sucede inesperadamente. Mi primera intención a la siguiente mañana era cambiar algunos euros y las monedas que me había sobrado de India, y el único lugar sería un cambista que tenía una pequeña habitación a la entrada del hostal, que tuvieron que llamar por teléfono porque estaba en su casa durmiendo. Luego intentar encontrar en el mercadillo algunos habitantes de las tribus Tharu cercanas, con sus coloridos atuendos pero no era el "día de mercado" adecuado.
Vive gente de diferentes religiones y comunidades. La hinduíta y la musulmana son las mayoritarias, seguida por la budista y la cristiana. Las otras minorías son las pertenecientes a otras etnias procedentes de India, Nepal y Tibet (Tharus, Paharis, Madhesis...) . Todas viven en plena armonía sin ningún enfrentamiento significante.
En la parte vieja de la ciudad, paralela a la calle principal Surkhet Road, hay muchas tienditas y casas de madera con un muy vibrante bazaar o mercadillo, pero destaca el templo Bageshwhari Mandir dedicado a Kali, donde me topé con una boda tradicional. Tras los rezos y cantos pertinentes, el sacerdote los condujo hacia una cama metálica de matrimonio con sabanas blancas bordadas que esperaba fuera del templo, en el patio interior, para que la pareja sellara su matrimonio. Muchos familiares contentos celebraban con más cantos la unión. Otro templo cerca está dedicado a Shiva "con Bigote" (Junge Mahadeva), que es el único que existe.
Ya por la tarde consigo para el día siguiente el tique del bus con dirección a Bhairawa, y desde allí poder dirigirme a Lumbini, uno de los cuatro lugares más sagrado de peregrinación para los budistas e hinduístas, donde nació Siddharta Gautama "Buda" (el iluminado). Los otros tres son Bodhgaya, Kushinagar y Sarnat, que se encuentran en India.
El medio de transporte más usado por los vecinos es el rickshaw, aunque también hay minibuses para trayectos cortos a través de la carretera Surkhet desde Kohalpur hasta la frontera india. Los largos, a través de la autopista Mahendra, lo realizan la guaguas mas grandes hacia muchas partes del país que esté conectado por carretera. A penas se ven coches particulares.
Sorpresas que persisten en este viaje a través del sur-oeste, en el Terai
6/10 - El viejo bus -como casi todos- avanzaba lentamente repleto de viajeros. Los más intrépidos se sientan en el techo porque dentro no caben más, pero con la obligación de bajarse en caso de divisar algún control policial a lo lejos. Una estridente música hindi suena a todo volumen sin parar. Nadie se queja. Apenas pude echar una cabezada pues los baches, las curvas, las continuas paradas para recoger o dejar pasajeros, a veces cada 5 metros, en la autopista Mahendra, hacen que observe detalladamente todo lo que sucede tanto dentro como fuera del vehículo. Una anciana sentada a mi lado me mira de vez en cuando y sonríe. Están ya acostumbrados a ello. Mas tarde, una de las alisadas ruedas revienta y es sustituida tras "un largo trabajo" por otra, recauchutada, en peores condiciones.
A 25km. del destino los maoístas (grupo político comunista, terrorista, de liberación de los pueblos nepalíes oprimidos) detienen todo tipo de transporte para cobrar las tasas revolucionarias correspondiente por el uso de la carretera que pasa por su pueblo. El chófer se niega a pagar y nos obligan a retroceder. Pero más tarde se vuelve a intentar pasar y, otra vez pero bajo amenazas, volvemos a retroceder varios kilómetros y echar por un empedrado y viejo camino entre pequeños poblados, hasta llegar a Bhairawa, donde me quedo varios días. Uno de ellos para visitar Lumbini, lugar sagrado donde se cree nació Buda en el año 563 a.C., un templo (Mayadevi) de ladrillo que marca el lugar exacto, ahora en continua excavación y mejoras, y pasear por el estanque Santo (Puskarini) en el que se bañó su madre la reina Maya Devi antes de dar a luz a Sidharta. Me senté bajo el árbol (Bodhi Tree) donde reposó tras su nacimiento para observar el continuo movimiento de fieles peregrinos mientras cantan o meditan y que vienen desde lejanos lugares y países. La paz es tan grande que quedé dormido unas horas completamente relajado. Un alto pilar conmemora la visita del rey hindú Ashoka (alrededor del 245 a.C.) y que sustituye al original hallado en una excavación.
Casi todos los países budistas orientales, en conmemoración del lugar, están construyendo enormes monasterios por los alrededores (el de China o Birmania son excepcionales), y es preciso visitarlos en Rickshaw, que se puede alquilar en la entrada por un precio muy económico además de servir de guía.
9/10 - El siguiente destino, Tansen (Palpa), un pequeño pueblo Newari en medio de las montañas a casi 1.400m de altitud, dominado por una población mayoritaria de Magars, y algunos pocos Bahuns y Chhetris. A pocos metros de la parada final del bus se encuentra el hotel White Lake. No hay nada más impresionante que desayunar en la terraza de su azotea viendo allá abajo los pequeñas aldeas entre arrozales, y otras plantaciones, y como un mar de nubes lentamente cubre todo el Valle Madi, simulando un gran "Lago Blanco". O, incluso, los atardeceres con unas maravillosas puestas de sol. Así conocí a una americana muy simpática, Jessica, que venía de India y se dirigía a Kathmandú, al igual que yo, haciendo varias paradas antes de llegar.
Se trata de un hotel bastante económico. Me quedé en una de las habitaciones baratas, en el piso alto, donde el techo de uralita "calienta el interior todo el día". A veces muy agobiante. Pero no me importó ya que todos los días pateaba la zona y al llegar, al atardecer, la encontraba a muy buena temperatura. Es preciso ducharse antes de que anochezca ya que la drástica bajada de temperatura del agua hace que se piense "muy mucho" antes de abrir el grifo. Lo más significativo de este pueblo tan tradicional es la arquitectura, las ventanas y puertas talladas newari, y la fabricación a mano de los Topis (gorritos típico del hombre nepalí). Gracias a su pequeñita oficina de información turística, y un empleado extraordinariamente amable, el movimiento por los alrededores se hace sencillo, pues la información es bastante segura.
El Srinagar Danda,1.600m, es un precioso bosque de pinos, a media hora de empinada subida con unas espectaculares vistas desde la garganta del rio Kali Gandaki hasta una gran parte de la cordillera del Himalaya. El Ranighat, espectacular palacio de estilo barroco construido sobre una enorme roca en 1.896 junto al río Kali Gandaki, y usado durante más de 25 años como lujosa residencia de descanso por peregrinos aristócratas, con pequeñas charcas de transparentes y limpias aguas, de hasta 3m de profundidad, perfecto para un relajado baño. Su bajada, de algo más de 7km, comienza a corta distancia desde el hotel Srinagar, a 1.500m por un camino con cientos de bifurcaciones que baja hasta los 600m a través de otra hondonada y algunos pequeños poblados de dos o tres casas, de afables aldeanos, y que en menos de 4h es imposible de realizar. Aunque Jessi y yo empleamos todo un día, ya que fuimos parando en todos los lugares donde nos encontráramos a gente, charlábamos con ellos o tomábamos te. Tras bañarnos en el río, tomar un poco de sol y visitar el interior del Ranighat, almorzamos unas tazas de fideos en casa de una anciana muy acogedora. Lo peor de todo...volver a subir.
Al marchar Jessi, me quedé un día más para visitar por segunda vez el templo de los sacrificios, Palpa Bhairab, dedicado al dios de la muerte Bhairab, y donde todos los martes y sábados cientos de fieles llevan sus animales para ser sacrificado por el sacerdote y ofrecérselos al dios como agradecimiento, o pidiendo algún deseo. Continuando en bus 2h/28km, se llega a Ridi Bazaar, un pequeño poblado tradicional newari, de populosa religiosidad, en la confluencia de los rios Kali Gandaki y Ridi, donde se realizan cremaciones, baños rituales e incluso bodas. Allí fui invitado a afirmar en una libreta familiar de asistencia al presenciar la cremación de una jovencita nepalí. A pocos metros se estaba terminando de consumir otro cuerpo. Tan sólo quedaban restos humeantes carbonizados que algún familiar se encargaba de echarlos al río, como consumación de la ceremonia.
15/10 - A primerísima hora de la mañana, tomé el bus "directo" a Pokhara (7h), y que, por supuesto, paraba en todos los rincones inimaginables...
Es una pequeña ciudad dividida en dos zonas: la más turística junto al lago Phewa y donde se desarrolla toda la movida de treckeros con intención de patear por los Annapurnas y alrededores, con el Machhapuchhare (cola de pez), 6.997m, de fondo. Varias decenas de agencias de viajes, y de "mafiosos" cibers que han acordado un carísimo precio por la conexión a internet (en la ciudad, a 3km/10m en bus, se encuentran muchísimo más barato), tratan de ganarse al cliente con supuestos descuentos, que al final no es cierto, y que tras unas vueltas comparando y con paciencia se puede conseguir a mitad de precio. Pero, eso sí, currando el regateo.
Me he quedado en el hotel Tranquility, escondido entre un gran jardín de palmeras, plataneras, y todo tipo de plantas exóticas. Incontables guest houses y hoteles a muy buenos precios hacen del entorno un agradable lugar donde hospedarse y descansar. Restaurantes de todo tipo de comidas y bebidas, algunos con sesión nocturna de bailes regionales, dulcerías, alquiler de motos, bicicletas, sala de fiestas... casi las 24h, hace del que regresa tras muchos días de pateo por la montaña un lugar para recuperar toda energía gastada. El paseo en barca por el lago es espectacular (3h), tanto individualmente (muy barato), o con un remero, pudiendo acceder al templo Varahi (dedicado a Vishnu) y participar junto a los fieles en distintas ofrendas, acceder al precioso hotel Fish Tail (100$ la noche ) en el mismo lago, o descender en la otra orilla para subir a la Pagoda Japonesa World Peace a 967m de altura a través de un pequeño camino del bosque Rani Ban con unas espléndidas vistas de la ciudad, el lago y la franja de los Annapurnas, aunque en ocasiones muy peligroso porque durante muchos años se está asaltando a los extranjeros, a veces con extremada violencia.
La Fiesta de las luces se celebró apasionadamente el 21 de octubre, con bailes en la calle entre familiares y amigos todo el día hasta altas hora de la noche, con abundante comida y dulces, tanto dentro como fuera de casa, y que todo el mundo está invitado a participar, fue muy emotiva. Grupos de niños o mayores, cantan frente a los negocios y las casas en busca de unas monedas a cambio de dar la buena suerte.
22/10 - Tras 1 semana de distención vuelvo a la carretera. Dos horas y media de bus local hasta Dumre, mas 30min. de subida por una estrecha y serpenteante carretera, en el techo de un jeep junto con otros 5 paisanos a Bandipur, pintoresco poblado Newari con unas excelentes vistas sobre el Himalaya, desde Dhaulagiri hasta Lantang.
Los originales habitantes de este distrito fueron agricultores "magares". Hace algo más de 200 años en el poblado se asentaron negociantes newaris, llegando a ser un importante centro económico entre India y Nepal. Esa prosperidad se hace patente en la sólida arquitectura de sus templos y edificios comerciales. Pero hace 50 años decae, ya que muchos de los residentes emigraron al fértil Terai al ver un brillante futuro tras la erradicación de la malaria y la construcción de nuevas carreteras, y de esa manera trasladando todos sus negocios.
Me quedo en una pequeñísima habitación en la planta alta de la vieja casa donde vive Krishna Kumar Pradhan, el profesor del pueblo y su señora, por un económico precio, y que a la vez lo invierte en ayuda a los niños más necesitados para material escolar. El diario almuerzo y cena de Dal Bhaat, los tes con leche nepalí (Chai), el incansable paseo por los alrededores, o la cima de la montaña Gurungche donde se aprecia las maravillosas vistas del pueblo, el valle y la cordillera Himalaya que separa Tibet, hace del pueblo un lugar ideal para su visita gracias al creciente esfuerzo de los habitantes por preservarlo.
También hice una caminata hacia la cueva Siddha Gufa, posiblemente la más larga del país (200mt.) y la bajada hacia el pueblo de Bimalnagar.
A 2h. de pateo, dirección oeste, a través de un pequeño camino donde van surgiendo varios grupos de casitas separadas, se llega al poblado Rankot con sus chozas redondas de barro, que viven del cultivo que venden en los mercados.
Ese día fue la Tihar, la fiesta de "hermanos y hermanas", en la que ambos se intercambian regalos, guirnaldas de flores y se pintan la frente con brillantes colores de polvos de tikka, y es cuando las familias separadas por diversas circunstancias se reúnen para celebrarlo. En los demás pueblos, grupos de jóvenes bailan la celebración con brillantes y coloridos vestidos. Para participar tan sólo hay que ser invitado por una de las muchachas y bailar con el grupo. Todos reían al verme contonear el cuerpo como ellas lo hacían. O lo intentaba. Música de tambores y flautas, y palmas de todo el poblado que se reúnen alrededor de los que bailan. Luego se ofrece un dinero como agradecimiento ante tan honorífica invitación. Más lo agradecen ellas.
26/10 - El siguiente destino sería Gorkha, otro poblado atravesando muchas aldeas tradicionales, espectaculares valles e intrincadas curvas, a 24Kms de Kathmandu abandonando la autopista Prithvi.
Antigua sede de la disnatía Sahs, gobernantes de Nepal desde el siglo XVIII. El que fuera palacio del rey Prithvi Narayan aún preside desde lo alto de un risco esta antigua capital, de la que toma su nombre los guerreros Gurkhas.
Me quedé en el hotel Gorkha Bisauni, a buen precio tras un poco de regateo, muy bien situado sobre el valle, y que desde la terraza del verdísimo jardín las puestas de sol son imponentes. Una extenuante progresiva subida, desde el Tallo Durbar hasta Upkallot para observar, al amanecer, toda la cordillera del Annapurna que se aprecia perfectamente bajo el azulado y limpio cielo, y el Gorkha Durbar, el Fuerte-Palacio-Templo, de arquitectura nepalí. El cartel de la entrada prohíbe pasar con cualquier artículo de cuero. Tampoco las cámaras. Los militares nepalíes rodean toda la zona, aunque el acuerdo de paz con los maoístas está por llegar, nadie baja la guardia. El pequeño camino que avanza por la cima de la montaña conduce hasta la parte con mejor visión sobre el pueblo. Se oye de fondo gritos perdidos de niños jugando. Exhausto de la intensa subida llena de sorpresas donde la gente bajaba de sus casas al mercado, a sus trabajos en el pueblo, o los niños, que ataviados de sus uniformes y deterioradas libretas con alegres caras saludan dirigiéndose al colegio, me senté en una enorme piedra para observar conmovedoramente el hermosísimo paisaje que se alzaba ante mis ojos.
Diversos cruces de caminos lleva a muchas otras aldeas tradicionales, algunas muy vetustas y deterioradas.
29/10 - Tanta carretera, visitas, pateos..., me hace pensar en un pequeño descanso, y de paso confeccionar mejor mis siguientes destinos. Y que mejor sitio que a orilla del rio Rapti, cerca del Parque Nacional Chitwan donde la cercanía de los animales y el poder mezclarme en la vida rural Terai, hace que sea un lugar idóneo para ello. Pues billete en mano, tomo la guagua que va al sur, a Bharatpur, y luego cambiar a otra, hacia Tadi Bazaar. Un jeep normalmente espera a los viajeros en el cruce para llevarlos a Sauraha, a "su" hostal. El trayecto es gratis para quienes se quedan con ellos, o se paga 50Rp si el hotel no interesa. Como no tenía seguro a que hora pasaría el bus que va hacia el interior, aproveché el jeep y ví el lugar que me ofrecían. Aunque el precio y la situación estaba bastante bien, necesitaba algo mas próximo al río. Tras chequear la zona, me quedé en el Riverside, en la misma orilla por 300Rp, con supervistas del entorno, habitación muy espaciosa y ducha interior. Las zambullidas en el río estaban garantizadas diariamente y en cualquier momento al igual que las rutas en bicicleta por los poblados de los alrededores o los paseos en canoa. Pueblo muy pequeño que ha crecido rápidamente debido a la industria turística que soporta, quizá con extraordinaria desmesura como consecuencia de los cientos de turistas que diariamente son llevados en safaris a través la jungla, tanto en jeep como subido a lomo de elefante para observar la vida salvaje, bastante mermada, dicho sea de paso, cuya estrella turística principal son los rinocerontes. Siempre he evitado ésto último, debido a mi desacuerdo por el uso de animales como show, que deberían estar, sin duda alguna, en plena libertad.
Algunos establecimientos organizan danzas Tharu tradicionales, enfocadas específicamente a los guiris, y que suele ser siempre el mismo grupo de bailarines.
El día que le correspondía "Mercado" acudí también al Mercadillo de Chitrasali, un pueblito a 2Km, donde muchísimos aldeanos van a vender sus mercancías, tanto ropa, juguetes, abalorios, o todo tipo de comida hechas ahí mismo, y se organizan diferentes juegos con dinero como ruletas, tiro, caminar a ciegas por un premio, o simplemente ofrendar en el templo del poblado.
3/11 - A 6h (140Kms.) por la autopista Tribhuvan -que se va elevando hasta los 1.337m de altura-, se llega hasta la capital de Nepal. Desde la época de los viajeros "hippies fumetas"de los años setenta, hasta esta nueva horda de viajeros "destroys", Kathmandú ha cambiado muchísimo. Si el pequeño barrio que rodeaba a Freek Street, junto a la Plaza Durbar, y donde me quedé -en el Lodge Annapurna-, en sus gloriosos días soportaba aquellos turistas "económicos", de habitaciones compartidas, ahora la zona Thamel alcanza su más alta reputación congregando a toda clase social viajera, y sobre todo, a esos de corta estancia que no les importa pagar desorbitados precios por dormir en "extraordinarios" hotelitos, casi todos con aire acondicionado, comer Fast Food o emborracharse en pubs de estilo europeo, en este gheto, esperando su salida en grandes grupos hacia las diferentes rutas de trecking -desde 2 días hasta 4 semanas, incluso más-, o los recién llegados de las mismas.
Sin duda alguna, y por lo que pude experimentar, la mayoría de las agencias de viajes especialistas en todo tipo de aventuras acaparan un alto "poder mafioso", y especialmente las que tienen como destino principal el Tibet. Aún sabiendo que se puede entrar por libre en avión desde Nepal no dan otra elección sino "empaquetarse" en grupos, a veces de hasta 30 individuos, vía carretera con vetustos todoterrenos, y casi "todo pago" durante 7 o 10 imparables días visitando varios monasterios en la misma ruta a través de la autopista de la Amistad hasta Lhasa, a la base del Everest, hacia la montaña sagrada Kailash..., y todos a desorbitados precios.
Nuevamente me encuentro con mi amiga americana Jessica, que tras varias semanas realizando diferentes rutas volvimos a coincidir, aunque no habíamos perdido contacto gracias a internet. Y nuestro punto de encuentro ha sido el pequeño bar de Ramm, un nepalí que en sus buenos tiempos fue guía turístico. Amable, simpático, y borracho cochino cuando se pone hasta el culo de de aguardiente local hecho por él.
Aunque extraordinariamente contaminada y caótica, esta capital es encantadora. Casi todos se quedan un corto tiempo aquí, lo justo para ver lo esencial, pero ¿por que no quedarse unas semanas para vivir lo que diariamente sucede por sus calles, relajarse en Freak Street, o hacer algunos pateos diarios por los alrededores? De parecido medieval, caminar entre sus intrincadas calles y oscuras callejuelas donde destacan las ventanas de madera escrupulosamente esculpidas, cantidad de pequeños templos, pagodas, estatuas de dioses y diosas, mercadillos, tiendas de moda hipiie, de trecking, de todo tipo de tejidos, de calderos, puestos de comidas..., es una aventura.
Todo esto se mezcla con las nuevas construcciones de la zona turística de Thamel, y que al final, de tanto zigzaguear, lleva irremediablemente a su Durbar Square (o Plaza Central), centro neurálgico, parte más antigua, y auténtico museo viviente. Para entrar hay que pagar un derecho de visita de 200Rs., o si se puede, evitarlo entrado por las callejuelas laterales. Destaca el templo Trailokya Mohan Narayan, dedicado al dios Vishnu, donde he pasado horas sentado entre sus cinco grandes escalones, viendo a cientos de seres, rickshaws y carros, moverse antes mi pies mientras comía los diferentes platos de los puestos nocturnos, al igual que en el Maju Deval a su izquierda, de nueves escalones, triple tejado y figuras eróticas talladas en madera en sus dinteles, y que en su interior guarda un Lingam (falo); El Kasthamandap (Casa de Madera), construido, dicen, con la madera de un solo árbol, y que le da el nombre a Kathmandú; El Hanuman Dhoka o antiguo Palacio y en frente el Kumari Bahal, la casa de la diosa viviente. Hay muchísimo, pero muchísimo más que ver, y todo es una flipada.
Esos días Ramm nos comunicó que se estaba preparando una celebración religiosa en Thankot, a 15Km, dirección oeste y allí fui, en guagua local,con Jessi. La empedrada subida estaba llena de jubilosos vecinos que caminaban en esa misma dirección. Y cuán grande fue nuestra sorpresa al entrar en s
u plaza central, rodeada de viviendas: dos carruajes, uno de ellos con la diosa Shiva en su más terrorífica manifestación, (Bhairab), en el interior de un nicho de bambú y apoyado sobre dos largos troncos también de bambú eran zarandeados al viento, desplegando así su poder sobre todos los convocados, y en la otra Ganesh, diosa de la inteligencia, la sabiduría y la suerte. En un momento del acto una cabra fue degollada junto a la figura y su cabeza fue depositada en el suelo frente a la diosa. Los vecinos se dedicaron a beber licor de arroz servido de una gran tetera y a bailar desenfrenadamente. Y bailamos con ellos, siendo el centro de atención pues éramos los únicos turistas que ahí nos encontrábamos. Fuimos también invitados a tomar té y comer con ellos. Antes que anocheciera regresamos a Kathmandú para no tener problema de pérdida al coger el bus de vuelta al barrio.
Hay mucho más que explorar, sobre todo el entorno, y que mejor manera sino seguir caminando con tranquilidad, y subir a la Estupa Swayambhunath (o Templo de los Monos), sagrado lugar de aproximadamente 2.000 años de antigüedad, y que domina desde lo alto de una colina toda la ciudad, el valle y el bosque de Rani Ban; Pashupatinath, el templo hindú más sagrado de Nepal, de unos 1.500 años de antigüedad, atravesado por el río Bagmati, donde se realizan cremaciones o se bañan los devotos en sus contaminadas aguas; la estupa tibetana Bodhnath, la más grande de Nepal y fuera del Tibet. Muchos refugiados tibetanos viven cerca de éste área, donde se ha construido más de 20 monasterios y están representadas las cuatro órdenes del budismo tibetano.
Como dentro de mi proyecto de viaje entra Tibet, me he dedicado a preguntar durante varios días en distintas agencias de viajes las diferentes maneras de poder entrar, en solitario, desde Nepal. Desconfiando de muchas de ellas pues me dicen que no es posible entrar por libre desde aquí. Supongo que sólo les interesa vender el trayecto en grupo turístico mediante uno de los tantos convoys de jeeps que salen todas las semanas desde Kathmandú, haciendo varias paradas en diferentes monasterios importantes hasta Lhasa. ¿Cómo es posible, si desde China se entra sin ningún problema a Tibet, tanto en avión, coche o el nuevo tren? Tras mucho preguntar encontré una nepalesa en una agencia de viajes que me dijo que sí, que se puede volar hasta Lhasa pero en grupo, y al menos deben ser 2 personas. Para los chinos, dos personas forman un grupo. Y no vale el visado chino. Vende billete de avión hasta Lhasa con un permiso de viaje por carretera de 3 semanas hasta la frontera con Nepal y el transporte en taxi desde el aeropuerto hasta Lhasa por 533$. Es carísimo, sobre todo el trayecto en taxi, pero desde Nepal parece que estos "hijoputas" sólo les interesa hacer el negocio de sus vidas. Pero es el precio de ir "por libre". Mi presupuesto se reducirá bastante, pero quiero ir como sea. Jéssica hace cuenta también y le parece una buena idea ir juntos, aunque tengamos que comer todos los días sopas chinas de sobre para ajustarnos en presupuesto.
El acceso a la Región Autónoma del Tibet, requiere un permiso especial que concede el Departamento de Turismo Tibetano, bajo el control de las autoridades chinas que son reacias a emitirlos a los viajeros que lo quieren tramitar por su cuenta. No sellan el pasaporte. Tan sólo es una hoja de papel escrita en chino con nuestros dos nombres que hace de visado, y autorizando bajar al sur por la Autopista de la Amistad. Si queremos salirnos de la ruta tendremos que comprar otros permisos en Lhasa.
Por fin se va a cumplir un sueño que tenía desde hace tiempo. Sólo queda comprar la ropa necesaria para las alturas que vamos a pisar.
Por el momento dejo pendiente recorrer el Valle de Kathmandú hasta la vuelta.
OTROS VIAJES
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- 2014-2015-2016. Viaje Cuba, Haiti y Rep. Dominicana
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- 2009. Viaje a Bengala y Bangladesh
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- 2001. Viaje Norte de India
- 1997. Singapur y Malasia
- 1996. Viaje Jamaica